El canon es una forma de composición de carácter polifónico, en el que una voz interpreta una melodía, y es seguida, a distancia de ciertos compases, por sucesivas voces que interpretan esa misma melodía, pudiendo estar dicha melodía escrita a un intervalo diferente, e incluso transformada.
A la primera voz se le llamó proposta o antecedente, y a las voces que le seguían risposta o consecuente. Esta forma de imitación aportó un gran beneficio al estudio del contrapunto, y, consecuentemente, al desarrollo de las distintas formas musicales.
Aparecieron cánones por primera en vez en Alemania, Francia e Inglaterra allá por el S.XIII. En el S.XIV floreció el canon por medio de las obras de Machaut. Los compositores flamencos del S.XV ofrecieron cánones de gran complejidad. Es en el S.XVII, y posteriormente con la obra de Bach, donde el cánon desarrolla todo su poder creativo.
Ya en la era sinfónica y en el romanticismo, el cánon pierde su papel y pasa a segundo lugar. Sin embargo, es a principios del S.XX, con el neoclasicismo y el serialismo, donde recobra importancia y uso.
Existen varias formas de cánones, según se catalogue interválicamente (canon a la 2ª, a la 3ª, etc) o por las transformaciones que sufren las distintas voces (canon natural, retrógrado o cancrizante, de espejo o movimiento contrario, por aumentación, por disminución, etc).
Grandes compositores, como Bach, Haydn, Mozart o Beethoven, han escrito cánones.
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