miércoles, 22 de abril de 2015

La música de Ludovico Einaudi
































Pianista y compositor nacido en Turín el 23 de noviembre de 1955.

Representa uno de los grandes éxitos de la música clásica contemporánea de los últimos años, no sólo por las ventas de discos, sino también por los conciertos realizados por todo el mundo. Se destaca por el desarrollo de frases melodiosas en sus composiciones de piano.

Cuando era un niño su madre tocaba el piano con él. En 1982 se diploma en composición el Conservatorio de Música Giuseppe Verdi de Milán con Azio Corghi. Ese mismo año recibe una beca para el Tanglewood Festival de Estados Unidos y continúa sus estudios con Luciano Berio. Tras pasar varios años componiendo en formas tradicionales, en 1986 comienza la búsqueda de un lenguaje musical más libre y personal a través de una serie de trabajos para danza, multimedia y más tarde para piano.

Ha realizado bastantes trabajos para el mundo del cine, recibiendo varios galardones internacionales:

* Grulla de oro por la banda sonora de Acquario en 1998
* Echo Klassik por la banda sonora de Fuori dal mondo en 2002
* Mejor banda sonora en los premio de la música italiana en 2002 por Luce dei miei occhi
* Mejora banda sonora en el Festival de Aviñón en 2004 por Sotto falso nome. 

Actualmente reside en la región italiana de Piemonte.






Análilsis de la pieza en cuanto a:

RITMO

Compás - Clase de compás - Tipo de Entrada - Figuras y combinaciones rítmicas empleadas - Tipo de Final - Alteración rítmica (contratiempos, síncopas, valores irregulares u otros)

MELODÍA

Tonalidad - Qué ocurre en las secciones donde aparece el FA # 

ARMONÍA

Buscar la partitura o un fragmento de la misma, seleccionar diez acordes distintos, cifrarlos indicando la progresión armónica con números romanos. 









“Divenire” de Ludovico Einaudi es un círculo encerrado en otro círculo, que se expande como anillos en el agua, conteniendo otros incontables anillos. Su música, a veces, me entristece. Otras, me alegra y sin embargo, soy siempre yo y la música es siempre la misma música con sus infinitos anillos, en su “crescendo”. En sus pasajes repetidos, en sus tonos claros y sus notas, que se juntan y separan, como lágrimas o sonrisas, atrapadas en un solo gesto.


Para los griegos la palabra sería “katharsis”. Para mí, esta música es un collar de perlas redondas, que reflejan como un espejo cóncavo, lo que llevo dentro. Quizás, la música sea la vida o la vida música, donde nos reflejamos para descubrirnos y vernos desde afuera hacia adentro. Para mí, la música de Ludovico Einaudi es un ir hacia adelante y un volver atrás, como las olas sin rumbo definido, persistiendo. 


Quizás, esta pieza sea una metáfora casi inextricable del tiempo, de las emociones vividas. Quizás, la música sea un cuento sin palabras, sólo recuerdos vacíos, que cada uno llena con lo que lleva adentro. Pero al escucharlo, ahogo en mí como en el naufragio de mi propio ser en un mar de imagines, de vivencias, sentimientos y lejanos recuerdos. Raras veces es así, pero sus notas repetitivas, que se abren y cierran como puertas y ventanas, su reminiscencia del viento de un otoño perdido, evocan todo lo que he sido y lo vuelcan en el pozo del presente para que vuelva a mojarme de mi mismo en un bautizo tardío en las hondas y oscuras aguas de la vida en pretérito.


A veces siento que es el corazón que late detrás de esas notas, a veces pienso que son una lluvia de lágrimas, otras que es el florecer de una primavera ya ida o una corriente subterránea que con fuerza me arrastra y resuenan en mi todos los besos, todas las palabras encantadas. El amor que quedó colgado en una esquina, la sonrisa que voló sin alas y la mirada que fue espejo donde vi encerrada mi alma. Quizás ya no sea el mismo, quizás, corriendo tras sus notas, descubrí que se vive sólo en presente y sólo en presente se sufre, se ríe y se ama. 


Tal vez, la vida sea un eterno movimiento, un avanzar sin destino, un ser en el ser que se descubre a sí mismo y al hacerlo, cambia. Tal vez, el tiempo sea sólo una jaula y más allá del pasado, del presente y del futuro existan miles de perspectivas, posibilidades, miles de vuelos que soplan y nos hinchan con fuerza las alas para llegar siempre más lejos.




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